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jueves, 13 de octubre de 2011

Tres gotas

Cayeron tres gotas siniestras sobre el asfalto. Qué importa qué gotas eran, tampoco qué contenían, las gotas pueden contener todo desde agua, sangre, amor, locura, o la fotonovela de una vida. Cayeron justo en ese pavimento oscuro que hay en mi puerta y me las robé. No me importaba el contenido me importaban las tres gotas, además de ser cabalístico el tres es número para robar. Me las guardé en aquella vieja caja de turrones donde mamá puso un montón de pañuelos blancos bordados. Cuando las puse ahí escuché nítida su voz: llevá un pañuelo. Después las puse en el guitarra que me regaló mi padre y tuve la sensación de que acordes tangueros se emitían con necia resonancia. Ando con las gotas buscando cosas de mis muertos. Pero no quiero entrar en mi propia foto, que está como viva en el estante de siempre. Cayeron tres gotas siniestras sobre el asfalto de mi tumba.

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