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miércoles, 28 de septiembre de 2011

Deporte espacial


                                                                          “La primera roca estudiada en la superficie de Marte es igual a una pelota de fútbol” (Algún diario argentino, enero de 2004)

Cuando el  presidente anunció que comenzaríamos  a participar en el juego espacial nadie pudo creerle. Sus más fieles seguidores, que todo lo aceptaban de él, pensaron en senilidad, en Alzheimer. Sin embargo, siete años después la plataforma de lanzamiento y su cohete fueron el símil de aquel dedo en alto que enfervorizado  había levantado para señalar la ilimitada bóveda  de vuelo.
Las pruebas se venían realizando desde  hacía ya tres años y los periódicos se encargaron de anunciar que el destino no sería la  luna, contra el pronóstico de los más audaces: “A nuestros  habitantes la luna les queda demasiado cerca. El verdadero destino debe ser Marte…”. Y fue.
Todo estaba previsto. Era larga  la lista  de astronautas preparados y en lucha mediática para conseguir las primeras plazas en el vuelo inaugural. Por eso, cuando el jefe de la F.A .R.S.A ( Fuerza Aérea República Sideral Argentina) supo que la primera roca estudiada en la superficie de Marte era igual a una pelota de fútbol, supo también que ése era el momento de demostrar al mundo que “Argentina ya no camina…vuela.”
La más feroz de las batallas por ser elegidos, comenzó. Los periódicos, armaban y  corregían listas con los nombres de los posibles afortunados. Pero sólo los más atentos, sabían.
“Tres tripulantes y veintidós pasajeros se convertirán en los primeros argentinos que viajarán al espacio” fue el titular que recorrió el mundo. El país se detuvo (una vez más). Nadie podía perderse el hecho histórico. En el exterior, las noticias quemaban y el periodismo mundial estuvo presente en el “más grande suceso del Siglo”.
El día del lanzamiento, las cámaras se encendieron en cuanto los primeros tripulantes espaciales aparecieron en escena. Todos creyeron ser víctimas de una nueva broma  política. Once de  los viajeros vestían traje y escafandra azul y  el pecho cruzado por una banda horizontal amarilla. Los once restantes, por su parte, llevaban el clásico traje y escafandra blancos (característicos) y desde el hombro izquierdo bajando hacia el lado contrario atravesaba el pecho,  una banda roja.
Mientras los dos equipos espaciales iban rumbo al lejano campo de juego, en la Tierra se producían las más creativas especulaciones: cuál de los tres tripulantes oficiaría de árbitro; quiénes eran los jueces de línea; quiénes habían entrenado a los astronautas jugadores (no menos de dos, por supuesto); cuánta influencia tendría la gravedad marciana en los resultados; cuándo se conocería la formación definitiva y más… mucho más.  Sobre todo, acerca del posible resultado.
Sin embargo, había un grupo importante de mujeres argentinas que tenía la más clara de las certezas: “los hombres irán detrás de una pelota de fútbol, aunque ésta esté en Marte y sea de piedra”.

1 comentario:

Colombina dijo...

Seguro que River viaja a otro planeta de más baja categoría...