Están los amantes a la sombra
de viejas destrucciones. Sus rostros
desmienten la alegría de la luna naciente.
Los tejados grises contemplan un cielo
de chimeneas que juegan a las bromas
de humeantes formas. Un aire de vals
se cuela entre las voces. Mientras,
las dos siluetas ruegan fidelidad
a las palabras.
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