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lunes, 12 de septiembre de 2011

Romance de otoño.

Sobre un lecho algo rosado
se está durmiendo la tarde.
El sol cae entre crisoles
por el borde de la calle.
Por la vereda de otoño,
tiemblan hojas de cristales.
Esqueletos del verano
se suicidan tiritantes,
bajo mi peso se mueren,
crujen, hasta quedar suaves.
El otoño se ha dormido
justo al borde de mi calle.
Amarillos y marrones
festejan como almanaques
y el ocre, que va llegando
se duerme por un instante.

Alguna vez fuimos jóvenes,
eternos, casi adorables,
pensamos que nuestro otoño
era un sueño inaceptable.
Y entre la risa y la vida
soñamos ser navegantes
de un barco con rumbo eterno
sin amarillo paisaje.

Sobre un lecho algo rosado
se fue muriendo la tarde,
mi barco encalló en los sueños,
mi vida se fue en buscarte.
Ahora que crujen las hojas
Para nuestro beso…es tarde.

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