
Cada una de ellas trae su propia energía, su historia, su exaltación, su alegría o su tristeza, lo más alto y lo más bajo. Con ellas podemos estar dentro del tiempo o fuera de él. Nos llevan desde la más cercana cotidianidad a la más alta inspiración. Nos dejan que las sintamos sólo nuestras para volar luego en un vagabundeo sin límites. Y así, nos entregamos a ellas en ese delicioso estado de sinceridad en la charla con el amigo o caemos en una sensación de náusea ante el discurso falso, las discusiones o las agresiones. A través de ellas podemos encontrar ese delicado equilibrio entre el deleite y el asco; entre el juego creador y la desilusión; entre lo que da vida o provoca destrucción.
Las palabras nos permiten ser, actuar, crear. Todo lo pueden las palabras. Tienen lo inesperado que se esconde en cada curva de ese misterio vasto que es el futuro. Sólo a través de ellas podemos confiar en la sorpresa perpetua y en la ilimitada incitación a crear.
En este mundo de letras y palabras es donde nació nuestra amistad, la de María Luisa y mía. Tanto en la distancia como en los más cercanos encuentros, las palabras fueron las dueñas y aunque parecieron tan efímeras como el segundo que desapareció cuando las pronunciamos, lograron conservar una amistad que atesoramos y alimentamos a través del tiempo y la distancia.
No hay fronteras para nuestros pensamientos ni límites para nuestros deseos, por eso hoy y aquí les proponemos compartir con nosotras estas "Letras sin límites" a través de las palabras que tal vez aparezcan inmóviles en sus pantallas pero que en realidad seguirán volando en este espacio que compartiremos entre nosotras y con ustedes.


1 comentario:
spednMUY BUENO EL BLOG Y MUY BUENA LA IDEA DE AMAR ASÍ, A LAS PALABRAS...
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