Fue una noche de calor pegajoso, me metí en la cama con la esperanza de que el vaso de licor y un par de cigarrillos produjeran el milagro de un sueño donde una lluvia fresca me asegurara un despertar más calmo.
Sería apenas más alto que yo y entró con el mal sigilo de un ladrón improvisado por la sociedad del desamparo. Debí asustarme y gritar, quizá pedirle que no me lastimara, horrorizarme con el supuesto otro que más allá de las penumbras aguardaba, pero el hombrecillo se asustó más que yo. Era auténtica su primera vez de intentar el robo asustando mujeres solitarias. Habrán brillado mis ojos en la oscuridad, me habrá ayudado mi sudor nocturno, o mi cuerpo semidesnudo en las sombras lo dejaron allí, entre su primer robo o su primer fracaso y en ese mismo momento, lo desee tanto, tanto, que el cazador se sintió feliz, preso y reconfortado.
Ni palabras, menos aún violaciones, tan sólo los mágicos aullidos humanos fueron los sonidos que nos compactaron con la noche. Lo dejé creer que me forzaba un poco, lo dejé hacer como hacen los inexpertos, metiéndose en profundidades tibias con prisa y sin entenderlas, sumisa y sonriente lo fui complaciendo, él fue liberando su miedo de noche delictiva hasta soltar con rabia casi infantil la emoción final. Me estaba gozando en la sumisión lo que vendría después.
Temblando de vergüenza quiso escapar sin más y entonces fue cuando le llegó el calor de mi caricia, única y sabia, le di allí mismo el mejor zarpazo de fiera en cautiverio, lo derribé sin arrepentimientos. Se quedó temblando, bramando con una nueva forma de deseo que no conocía mientras yo lo iba devorando por partes y sin prisas.
Se fue animando a jugar, era un muchacho y me producía ternura su torpeza, encontramos los dos juntos la forma de gritarle a la noche. No nos alcanzó el grito y quisimos aullar sin piedad por los vecinos, arrepentirnos de ser él un joven ladrón y yo, una mujer solitaria a punto de ser llamada, menopáusica.
Sí, era un muchacho y sólo él pudo redimir en una noche mi absoluta soledad y ese calor tórrido que me atacaba en pleno invierno.
Con el acuerdo tácito de que volvería a robarme el calor otra madrugada, lo dejé partir casi al amanecer. Un nuevo amanecer donde sonó el despertador y me levanté sin prisas intentando retener una a una las imágenes del sueño erótico que me había inventado, como tantas otras veces, paliando la soledad y el calor en las madrugadas sin amor.
Estas letras no tienen límites ni fronteras. Nos separa apenas un río, pero nos unen millones de palabras: cuentos, poemas, historias de vida, por eso nos lanzamos a escribir eliminando todo límite.
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sábado, 25 de junio de 2011
miércoles, 22 de junio de 2011
Un lugar…
Busco el lugar entre todos los posibles.
No espero demasiado:
abrigo, el necesario,
así cuando la nieve llegue
no sentiré mis sueños congelados.
Seguridad, la suficiente
para mirar detrás de una ventana
el vendaval que vence al nuevo otoño
y no ser como hoja desmayada de miedo.
Ternura, la indispensable
así, cuando mis ojos se pierdan en distancias
una mano, una voz, una caricia
me traerán suavemente de regreso.
Amor, sólo una chispa.
Yo acercaré los leños
y con soplos de esperanza
convertiré la chispa en llama.
Busco un lugar
donde alojar la vida
que llevo entre las manos.
viernes, 17 de junio de 2011
Una mujer azul.
Se vistió de azul con el aire de la tarde, se puso en el rostro una sonrisa azul que hacía juego con sus ojos y salió a rivalizar con el aire que, ese día se había vestido del mismo color.
Era una mujer que había nacido otra vez, nacía como lo había hecho otras veces, sólo que en las otras la habían perseguido colores más apagados. Colores y mujeres se llevan de la mano quizá por aquello de que son de sexo diferente, pero sí que se llevan, nadie como una mujer para saber usar y disfrutar del color, nadie como una mujer para poder nacer y designarse un color. En el color está la vida, quizá sea por eso, quizá por eso eligió para ese día el nacimiento en azul, azul mar, azul cielo de verano, azul maíz de los aztecas, azul viento ligero, azul pájaro increíble, azul lluvia sabia de montaña insospechada, azul de mujer viva.
Era una mujer viva, estaba plena en este nuevo nacer y por eso el azul para disfrutar de su tono, sólo en ese tono mágico el nuevo nacimiento.
Nació en azul y salió a disfrutar en la calle con la brisa, las personas la miraron y entendieron y por eso, nadie se asombró que se sentara en la última banqueta del bar y pidiera una copa de vino azul; la bebió de un solo sorbo y entendió que el color la vestía ahora de adentro hacia fuera, que es la verdadera manera de vestir la vida. Entendió que el color le daba la capacidad de elevarse por sobre las cosas y las gentes, entendió que dominaba los pasos de su cuerpo y que estos, podrían ir en cualquier dimensión que lo deseara porque sus deseos eran azules.
Y eligió elevarse, por esa ansiedad de pájaro que todos los humanos tenemos y envidiamos, y entonces…voló.
Se hizo jirones su vestidura azul, la caballera onduladamente azulina se le enredó con el aire puro y siguió en ascenso y le fue quedando el cuerpo tan azul como el infinito y siguió subiendo.
Perfiló las puertas del eterno misterio del tiempo, puedo ver la entrada de los sueños humanos, alcanzó a vislumbrar las fantasías de todas las épocas y cuando comenzó a pensar que puerta abriría primero, miró hacia abajo y vio lo profundo del mar que es, eternamente azul.
Fue sólo ese mágico instante en que dura la vida lo que decidió que ella, azul mujer de azules harapos, de cabellera suelta en hondas azulinas, lo pensara y lo decidiera…bajó precipitadamente hasta la molécula azul de agua que la llevó hasta el fondo de corales y hojarascas marinas, se sintió arrastrar, se sintió sumergida hasta el alma, sintió la fuerza y el rugido del dios eterno y marino, sintió la posesión y entendió que en el fondo del mar, encontraba la primera forma, la única, la eterna, y ya no deseó más, ya no quiso ser otra cosa y, jugando a ser sirena, se dejó llevar y poseer, mujer al fin, su azul de ese día era el azul de la vida.
miércoles, 15 de junio de 2011
Nosotras y las palabras.
Creo que mi compañera ha definido muy bien la esencia del nuevo blog. De pronto, por esas cosas que suceden con causalidad justificada nos encontramos en la ruta de las palabras, junto a las bellas sierras cordobesas en un buen curso que tenía a las palabras como personajes principales. Han pasado algunos años y nos hemos comunicado invariablemente por palabras casi siempre escritas.
Amo escribir, escribiría sin parar, sin dejar huellas inmortales ni metáforas inolvidables, escribiría todo el día sin dejar de hacerlo, no comería, no saldría a la calle...escribiría. La vida no puede dejar de correr y debo de hacer otras cosas, pero mi oficio, si pudiera elegirlo sería escribir todo el día. La tecnología me ha sorprendido en el momento más importante de mi vida, escribo muchísimo gracias a la computadora. Puedo escribir mucho más que antes porque gozo de amistades que a su vez me soportan y les gusta incluso que les escriba. Ha sido buena la llegada de la tecnología a mi vida.
Sin embargo como soy escritora compulsiva he dejado de lado aquellos escritos a máquina que hice por años: cuentos, poemas, historias de vida. Entiendo que debo organizar mi ansiedad y dejar de lado tantos amigos y amigas que reclaman mis letras y volver al espacio mágico de la construcción y el delirio. No es fácil. Estoy muy consciente de que este mundo de la blogsfera es mucho más hostil y frágil que el otro donde escribía en máquina y guardaba en carpetas. Algunas veces me di el gusto de publicar en diarios, en revistas y algunos libros.
Acá vamos con mi amiga del alma y de letras a ponernos ilimitadas en todos los sentidos, este blog que puede ser literario y lo será porque no tendrá otra misión que la libertad que dan las palabras.
Amo escribir, escribiría sin parar, sin dejar huellas inmortales ni metáforas inolvidables, escribiría todo el día sin dejar de hacerlo, no comería, no saldría a la calle...escribiría. La vida no puede dejar de correr y debo de hacer otras cosas, pero mi oficio, si pudiera elegirlo sería escribir todo el día. La tecnología me ha sorprendido en el momento más importante de mi vida, escribo muchísimo gracias a la computadora. Puedo escribir mucho más que antes porque gozo de amistades que a su vez me soportan y les gusta incluso que les escriba. Ha sido buena la llegada de la tecnología a mi vida.
Sin embargo como soy escritora compulsiva he dejado de lado aquellos escritos a máquina que hice por años: cuentos, poemas, historias de vida. Entiendo que debo organizar mi ansiedad y dejar de lado tantos amigos y amigas que reclaman mis letras y volver al espacio mágico de la construcción y el delirio. No es fácil. Estoy muy consciente de que este mundo de la blogsfera es mucho más hostil y frágil que el otro donde escribía en máquina y guardaba en carpetas. Algunas veces me di el gusto de publicar en diarios, en revistas y algunos libros.
Acá vamos con mi amiga del alma y de letras a ponernos ilimitadas en todos los sentidos, este blog que puede ser literario y lo será porque no tendrá otra misión que la libertad que dan las palabras.
Rito visceral
He comentado ya acerca de mi amor por las letras y de cómo ellas me llevan a escribir. Esta inevitable necesidad es la que intento plasmar en el poema:
Rito visceral
Como en un rito
se prepara mi cuerpo.
Todo es gesto pendiente
de la primera chispa.
Los ojos se iluminan, se entornan
y, entre las pestañas,
se avecina el milagro.
El pecho se conmueve expectante.
La lenta corriente de la sangre
acelera su ritmo,
se agolpa en el corazón.
Los pensamientos, sonidos
que ascienden por la garganta.
En la boca, el hallazgo
se escapa entre los labios
como una melodía.
Son las manos, sin embargo…
las que dan forma
a este visceral
rito de escribir.
lunes, 13 de junio de 2011
Un puente de palabras y un horizonte sin Límites

Cada una de ellas trae su propia energía, su historia, su exaltación, su alegría o su tristeza, lo más alto y lo más bajo. Con ellas podemos estar dentro del tiempo o fuera de él. Nos llevan desde la más cercana cotidianidad a la más alta inspiración. Nos dejan que las sintamos sólo nuestras para volar luego en un vagabundeo sin límites. Y así, nos entregamos a ellas en ese delicioso estado de sinceridad en la charla con el amigo o caemos en una sensación de náusea ante el discurso falso, las discusiones o las agresiones. A través de ellas podemos encontrar ese delicado equilibrio entre el deleite y el asco; entre el juego creador y la desilusión; entre lo que da vida o provoca destrucción.
Las palabras nos permiten ser, actuar, crear. Todo lo pueden las palabras. Tienen lo inesperado que se esconde en cada curva de ese misterio vasto que es el futuro. Sólo a través de ellas podemos confiar en la sorpresa perpetua y en la ilimitada incitación a crear.
En este mundo de letras y palabras es donde nació nuestra amistad, la de María Luisa y mía. Tanto en la distancia como en los más cercanos encuentros, las palabras fueron las dueñas y aunque parecieron tan efímeras como el segundo que desapareció cuando las pronunciamos, lograron conservar una amistad que atesoramos y alimentamos a través del tiempo y la distancia.
No hay fronteras para nuestros pensamientos ni límites para nuestros deseos, por eso hoy y aquí les proponemos compartir con nosotras estas "Letras sin límites" a través de las palabras que tal vez aparezcan inmóviles en sus pantallas pero que en realidad seguirán volando en este espacio que compartiremos entre nosotras y con ustedes.


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