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domingo, 1 de enero de 2012


Mientras el sauce llora sus últimas lágrimas,
espero la llegada del invierno.
De pronto, soy la niña que corre con el viento,
que inventa una danza única, nueva.
Y me meto en su piel y en su risa y en sus ojos,
los que miran por vez primera una brizna,
una flor , el sol, la luna
y ese rumor que sube de la hierba.
Es primavera.
Soy el grito que crece salvaje desde entonces
y el silencio que apaga todo grito.
No soy la flor, ni la brizna. No soy sol ni luna.
Sólo soy la que espera que el sauce llore
esa lágrima postrera.
 D-I-C.  (1/1/2012)

1 comentario:

Colombina dijo...

Muy bueno, trae recuerdos de sauces y primaveras.